De Vacaciones

¿Cómo puedo irme de vacaciones?  ¿Qué precauciones debo tomar? ¿Cómo debo actuar en un bar o restaurante? ¿Debo arriesgarme?

Son estas unas de las primeras dudas que, superado el impacto de habernos enterado de que somos celíacos, nos vienen a la cabeza. Se nos antoja imposible irnos de vacaciones o a comer con los amigos y, como una losa, se nos viene de nuevo el mundo encima.

Sería absurdo convencer a nadie de que la celiaquía no es un problema, y es evidente que nos obliga a actuar de una forma determinada. Nadie piensa que no nos ponga cortapisas… Aunque hay muchas cosas que, aunque nos parezcan difíciles, se pueden hacer.

Por supuesto que podemos y debemos salir a comer e irnos de vacaciones. Desde luego, lo tendremos más difícil, pero es conveniente hacer una vida lo más normal posible. Es muy importante no sentirse acomplejado o distinto. No hay que automarginarse y creer que estamos condenados a quedarnos en casa y que nuestra cocina es la única segura del mundo.

La regla de oro del celíaco debería ser: en caso de duda, no comerlo.Pero, también es verdad que habrá que asumir ciertos riesgos. Asumámoslos y salgamos de casa, tanto más cuanto mayor sea la persona celíaca (es decir, no es lo mismo arriesgarse con un niño de tres años que si tenemos dieciocho). En el caso de los niños, deberemos ser más cautos y ceñirnos a una menor variación de menúes. Las patatas fritas o los filetes de pollo a la plancha, así como los huevos fritos o las tortillas pueden solucionarnos algunas comidas, siendo cosas fáciles de encontrar y sin problemas si se cocinan correctamente (digamos siempre al encargado de la cocina que ha de freirse en aceite limpio, en sartén fregada). El jamón, el queso, las conservas de atún o caballa en aceite o las verduras nos ayudarán.Casi todas estas cosas qgradan por lo general a los más pequeños de la casa. Llevemos siempre el libro de FACE y miremos las marcas de los helados, por ejemplo. Indudablemente, debemos informar de los riesgos que corremos si no nos hacen caso.La experiencia nos irá ampliando el abanico de posibilidades de alimentos que consideremos más seguros.

Si vamos a salir de España, deberemos contactar con las asociaciones de celíacos del país al que nos dirigimos. Para ello podemos consultar las páginas de FACE y ver los enlaces. O podemos mirar en un buscador (Google, Copernic,…). Por casi todo el mundo los celíacos estamos organizados. Por ejemplo en Europa (dentro y fuera de la U.E. contactaremos sin grandes problemas con estas asociaciones. Un problema añadido podría ser el idioma, es decir: ¿cómo hacerme entender, cómo explicar en un restaurante qué nos ocurre y qué precauciones debemos tomar? Lo mejor sería llevar aprendidas o escritas ciertas frases que nos permitan explicarnos.

En definitiva, con un poco de sentido común disfrutaremos de nuestras vacaciones como cualquiera y poco a poco aprenderemos a vivir con normalidad nuestra celiaquía también fuera de casa.

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